Namasté, el tradicional saludo hindú que se realiza juntando las manos frente al pecho, es una poderosa reverencia que expresa respeto y humildad frente al otro: “La Divinidad que habita en MI, reconoce y saluda a la Divinidad que habita en TI”, apreciar y reconocer que cada uno de nosotros hace parte del Gran Espíritu Universal, comprendiendo que TODOS somos UNO, eso es Yoga.

Una antigua tradición que “ofrece medios para desarrollar armonía y equilibrio a nivel físico, mental y emocional”, en palabras de Pantajali, autor los “Yoga Sutras” (bases filosóficas del Yoga).  Para lograrlo, son cuatro las sendas o caminos:

Un Yogui podrá inclinarse  por la devoción alegre del Bhakti o profundizar en el estudio de textos sagrados  con el Jñana Yoga; transformar la energía física y mental en energía espiritual con Raja  Yoga, o conectarse con el sentido profundo del compartir  haciendo Karma Yoga. Según nuestro carácter, sentiremos mayor afinidad por una u otra senda, sin necesidad de excluir las otras y como se enuncia en el  texto hindú del Bhagavad Gita cualquiera de estos caminos nos conducirá  a “alcanzar el estado de unión con lo divino”, fin último del Yoga.

Si tienes la intención de profundizar en tu práctica personal o convertirte en Profesor de Yoga, será indispensable que te sumerjas en cada una de ellas.  Por esta razón, estas cuatro sendas son la esencia de nuestro Profesorado OneLoveOneYoga.

Hoy te compartiremos lo que hemos aprendido acerca del Karma Yoga oyoga de la ACCIÓN desinteresada”, un camino que nos invita a CONSTRUIR un mundo, en verdad, mejor; una práctica que despierta nuestra solidaridad, y en cortas palabras: nos UNE al OTRO. Cada vez que realizamos una acción con el único propósito de ayudar y sin esperar retribución alguna, estamos en Karma Yoga.

Además de las 200 horas presenciales de Bhakti, Jñana y Hatha, que los alumnos de OneLoveOneYoga deben cumplir, es requisito que cumplan como mínimo 25 horas de Karma Yoga, acción social o servicio a la comunidad, un hermoso camino que nos hace más conscientes del otro, un espacio que según las experiencias de muchos de los alumnos que han pasado por esta Transformadora Experiencia, les permite “mirar la situación de cada persona, con una profunda compasión, y así, actuar con el afán de hacer el bien sin esperar la acostumbrada gratificación”.

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“El servicio al otro te llena el corazón, te abre indudablemente, te hace vulnerable y empático, tolerante para reconocer al otro como un igual”, Karina Paucic en la Sierra Nevada de Santa Marta– 2a Generación OneLoveOneYoga.

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“Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y me siento muy afortunada de haber estado ahí”, Anabela Ojeda en India, 2a Generación OneLoveOneYoga.

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“Recibí el amor, las sonrisas, la alegría y horas de mucha satisfacción al gozar de la oportunidad divina de servir. Recibí la oportunidad de aprender a ser paciente, tolerante, en mi actitud hacia los niños”, Cristina Saona en Quito con niños discapacitados –  2a Generación OneLoveOneYoga.

Cuando nos pensamos desde la individualidad, la vida se hace bastante compleja y, algunas veces, imposible de vivir; sin embargo, cuando comprendemos que cada UNO,  es una parte del TODO y hacemos consciencia de que permanecemos en COMÚN-UNIÓN, logramos dejar una pequeña huella con cada una de nuestras acciones y paso a paso nos encaminamos hacia el logro del mayor propósito humano:  la TRASCENDENCIA.  Recordemos lo que decía Gandhi: “Se el cambio que quieres ver en el mundo”.